sábado, 1 de mayo de 2010

el zu

Vamos al zoológico, dijo Álvaro. 10 y media de la mañana de un viernes. Al zoológico, después de cursar Gráfica I y morir intentando escribir con coherencia noticias para nuestro amigo Mr. T. 


Salir de la facultad un viernes implica hacer tiempo, al menos para mi, de las formas más inverosímiles (una vez intentando incluso quedarme resumiendo en las escaleritas de la facultad, sin duda tengo secuelas permanentes de ese día), por razones de que la gente con la que me encuentro por lo general sale mucho más tarde de la facultad. Y tan buena y linda soy que apelo al mp3 y me siento a esperarlos. A Leo a veces lo espero como cuatro horas. Es mi forma de devolverle al mundo todas las cagadas que me mando, especialmente a él, mirá que debe ser difícil tenerme como novia y más con lo loca que ando con todo esto del periodismo, y eso.


Zoológico de La Plata lamentablemente es igual a depresión: la gente en los últimos años no va a ver animales felices, bien cuidados o al menos saludables mentalmente hablando. El presupuesto seguramente se redujo con la cantidad de gente, con ello la plata que tienen los cuidadores, con ello lo que le dan a los animales. Un bajon. Vimos muchos voluntarios que seguramente no dan a basto, muchos que parecían ser estudiantes de veterinaria y anotaban todo lo que hacían los monitos, con cara de felicidad. 


Encima con lo difícil que debe ser cuidar todos los días a tantos animales te da un poco de bronca cómo aprovechan algunos. El fotógrafo de la entrada se debe cagar de risa, imaginate lo complicado de su trabajo un lunes a la mañana. La nada misma. Y eso que me sorprendió un poco que sí habían un par de chicos con sus papás, un par literalmente, pero haber había, y felices; como salió mi hermanita la primera vez que fuimos. Me acuerdo que esa vuelta estuve re apurada con Mila corriendo para ver a todos los bichos y no pude sacar ni una foto que diga 'ah, qué linda'. Ahora tuve todo el tiempo del mundo y no la llevé, el peor error: la moraleja es que si es viernes y va a estar Álvarito la cámara es indispensable, más que el mate o las Don Satur. 


Es así.


Lloramos no literalmente un rato pero al menos caminamos y hablamos un montón. Estuvo re bueno el zoo deprimente, le faltó música, pero estuvo re bueno.

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